Ustedes me dan las fuerzas para seguir

viernes, 27 de marzo de 2009

hello



hola nenas.....


A noche no dormí tan bien .

según mi novio hable mucho.....


Fuimos a comer y no paso nada me sentí bien...

Luego llegue a mi casa y me comí unas frutas y ya me sentí algo mal....


hoy desayune......2 panes pequeños (pan alemán)

y frutas + un café.


almorcé poquito arroz....


cena:todavía no se pero no tengo mucha hambre.


me siento bien , porque ya soy yo....,es decir me divierto y me río...creo q hace tiempo q no me reía con sentimiento jajaj


bueno chicas espero q me sigan escribiendo :-)
q me gusta leer..vuestros comentarios

capitulos sacado del libro ''CUANDO COMER ES UN INFIERNO''

Algunas de las enfermas, tras haber
padecido anorexia, caen en la bulimia.

Sin embargo,son dolencias que se originan de manera distinta,
y necesitan también un tratamiento diferente y
específico.


Por lo general, el inicio de la anorexia es anterior
en edad al de la bulimia, que comienza, por media,
tres o cuatro años más tarde.


Mientras que las anoréxicas
presentan un bajo peso, debido al escasísimo
consumo de alimentos y a la dieta cada vez más
restrictiva, entre las bulímicas puede darse una tremenda
variación, que oscila de la delgadez casi
anoréxica a la obesidad.

Las anoréxicas pueden darse atracones, o presentar
conductas bulímicas, mientras que en las
bulímicas, que ocasionalmente pueden ayunar, como
las anoréxicas, los atracones son constantes.


Los medios principales de controlar el peso en las anoréxicas
son la restricción de alimentos y el excesivo
ejercicio.

En las bulímicas, se recurre a dietas,
vómitos, laxantes, diuréticos, y en escasas ocasiones,
ejercicio.

Eso se debe a que la hiperactividad
es frecuente en las anoréxicas, mientras que las bulímicas
tienden a una mayor pasividad, y también a
la necesidad de control que sienten las primeras;
las bulímicas, debido a su enorme impulsividad,
pocas veces encuentran la disciplina necesaria como
para ceñirse a un programa de ejercicios.
Entre las anoréxicas se encuentran pocos antecedentes
de obesidad: de haberla, era mínima.

Entre las bulímicas es más frecuente.
La mayoría de las
anoréxicas sufren amenorrea, algo mucho menos
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común en las bulímicas.


Los problemas asociados a
las anoréxicas, una vez que la enfermedad ha remitido,
son menos frecuentes y peligrosos que los de las
bulímicas.

Lo que iguala ambos trastornos es que las consecuencias
para la salud son muy graves, y en más
ocasiones de las que se desearía, crónicas.
Actualmente se considera que la bulimia (y
también la anorexia) se diagnostica según los criterios
dados por la lista CIE 10, dictaminada por
la Organización Mundial de la Salud, o por el
DSM-IV (Manual de la Asociación Americana de
Psiquiatría). Según se conoce más a fondo el trastorno,
la descripción de la enfermedad mejora y
se acerca más a la realidad.

Ambas tablas coinciden
en lo esencial.

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE
LA BULIMIA NERVIOSA (DSM-IV)

A) Episodios recurrentes de sobreingesta. Cada
uno de ellos se caracteriza por:

1. Comer en un periodo discreto de tiempo
una cantidad de comida superior a la que la mayor
parte de la gente comería en un periodo de tiempo
y circunstancias similares.

2. Sentimiento de falta de control sobre la in
gesta durante ese episodio (no poder parar o no
poder limitar la cantidad de alimento).

B) Conductas recurrentes inadecuadas para
compensar y prevenir el aumento de peso, como


  • vómitos autoinducidos
  • abuso de laxantes,
  • diurético
  • otras medicaciones, ayuno o ejercicio excesivo.

C) Los episodios de sobreingesta y las conductas
compensatorias inadecuadas ocurren, como media,
dos veces a la semana durante tres meses.

D) La autoestima está excesivamente supeditada
a la figura y el peso.

E) El trastorno no ocurre exclusivamente du
rante episodios de anorexia nerviosa.

Tipos:


—Purgativo: la persona se autoinduce el vómito,
o ingiere un exceso de laxantes o diuréticos para
prevenir el aumento de peso.
—No purgativo: la persona usa otras conductas
compensatorias no purgativas, como el ayuno o el
ejercicio excesivo, pero no se provoca el vómito ni
abusa de laxantes y/o diuréticos.
En la actualidad, sin embargo, ya no basta con
conocer los síntomas, y es insuficiente afirmar que
las mujeres jóvenes están en peligro. La edad de
incidencia de la bulimia ha descendido hasta los
nueve años, y ha aumentado hasta los cincuenta.
Sus manifestaciones son también diversas: puede
aparecer en la adolescencia, o mucho después, a
raíz de un acontecimiento determinado, o como
gota que colma el vaso. Las chicas pueden pedir
ayuda, o ser descubiertas con un problema ya cronificado.
En algunos casos, los estudios y la vida
afectiva o familiar quedarán destrozados, y en
otros el problema se centrará básicamente en la
forma de alimentación.



No existe una medicación infalible para esta
dolencia. El tratamiento dura varios años, exige la
colaboración de expertos en nutrición, médicos
y psicólogos, la involucración de la enferma y la familia;
y aun así, una parte significativa de las chicas
no se recupera. Una vez que este trastorno alimenticio
se ha manifestado en una familia, la vida cambia.
Ha de cambiar. La enfermedad no puede enterrarse
y olvidarse cuando se han dominado los impulsos
de atracarse o vomitar. Exige un reaprendizaje, un
esfuerzo conjunto, un nuevo planteamiento de
vida. Y no siempre se poseen los medios, las fuerzas
o el conocimiento como para hacerlo.
La prevención es por lo tanto el único medio
efectivo para evitar la enfermedad. Todas las chicas
que han hablado conmigo, todas las que han
accedido a revelar su testimonio, han insistido en su
ignorancia: no conocían la bulimia, no sabían de sus
riesgos, no se dieron cuenta de que estaban enfermas.
Si se les hubiera advertido, si se les hubiera arropado.
Si pudieran cambiar un momento en su vida, ése
hubiera sido el del comienzo de la enfermedad.